Científicos del University College London decidieron probar si el uso de fórmulas infantiles mejoradas y fortificadas realmente afecta el coeficiente intelectual de un niño.
Resultó que tales conversaciones no tienen ningún fundamento, ya que el rendimiento académico de los niños de 11 a 16 años no depende de ninguna manera del tipo de comida para bebés que recibieron al comienzo de su vida. Los detalles sobre este asunto fueron publicados por The British Medical Journal.
Mientras tanto, algunos estudios anteriores han señalado un vínculo entre el coeficiente intelectual de un niño y la nutrición, argumentando que tener más proteínas, grasas y carbohidratos tiene un efecto positivo en el desarrollo del cerebro. Los autores del nuevo estudio no están de acuerdo con los hallazgos de sus colegas.
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